martes, 8 de noviembre de 2016

Terapias y Budô con Pedro Fleitas, Noviembre 2016

El primer fin de semana de Noviembre dedicamos nuestro tiempo al estudio de las terapias naturales siguiendo el método Balance y del Budô de Hatsumi Sensei de la mano del maestro Pedro Fleitas.

A medida que voy avanzando en el estudio de las terapias encuentro que hay una gran similitud o si se quiere ver de esta forma, una mínima diferencia entre una cosa y la otra. La forma o el contexto puede ser diferente, por un lado ayudamos a sanar o a restablecer el equilibrio en la salud de una persona y por otra aprendemos a protegernos de una posible agresión (a un nivel muy básico de lo que es el Budô), pero la esencia me parece la misma. La sensibilidad que se tiene para una tarea es la misma que se necesita para la otra por lo que creo que existe una gran transferencia horizontal en la práctica de terapias y de Budô.

El tema principal de la clase de Budô fue, dentro de la idea de I Chi Toku (Linaje, sabiduría y virtud), el Jû tai. El Jû tai hace referencia a los métodos suaves del cuerpo. A un cuerpo flexible, pero también a un cuerpo gentil, a moverse con gracia y gentileza de una forma suave.
El encuentro comenzó con Koto ryu, una escuela que tradicionalmente puede considerarse muy dura y más basada en el dakentai o el Kopo jutsu, pero la forma en que Pedro la desarrolló fue muy especial. La forma externa era "amorfa" o sin una forma, pero si se prestaba atención todos los detalles que aprendíamos en los primeros años de entrenamiento sobre las características de esta escuela, estaban concentrados en cada movimiento de Pedro. Nada desentonaba con la escuela que se estaba trabajando ni con el tema que estaba desarrollando (Jû Taijutsu). Quizás sea porque entre ambos (Jû Tai y Daken Tai o métodos de golpeo) está el Tai Hen o cuerpo hábil. Esto me lleva nuevamente a entender la gran relación de la que hablaba al principio entre Terapias y Budô. Algo que en un principio podría parecer diametralmente opuesto se difumina y se transforma en lo mismo.

En un momento (cuando Pedro marca un nuevo ritmo en la clase) pidió a sus estudiantes más avanzados que explicasen su feeling de los últimos veinticinco o treinta años.... La dureza inicial y el jugar, el camino recorrido, la inspiración que llega justo antes de la técnica... fueron experiencias muy interesantes que agradezco los shihanes compartiesen, pero una que me pareció especialmente importante, después de tanto tiempo fue la de esforzarse por ser un buen alumno, más que un buen maestro.

Una vez más gracias a todos los que hicieron posible el evento: A mi maestro Miguel Sanz por la organización de las terapias. A Pedro Zapatero y sus chicos por el evento de Budô, a mis buyu y alumnos por su compañía, a Hatsumi Sensei por ser el motor de todo esto y por supuesto a mi mujer, mis hijos y mi familia por ser partícipe de mis ilusiones y apoyarme en todo momento.