HISTORIA DE LA ESPADA JAPONESA: DEL CAMPO DE BATALLA A LOS MUSEOS.
ORIGENES. ESPADAS ARQUEOLÓGICAS ANTERIORES A LA MITAD DEL PERIODO HEIAN.
Este grupo lo comprenden las espadas arqueológicas que carecen de curvatura, son hojas completamente rectas, conocidas como chokuto. Estas espadas ancestrales son clasificadas como jokoto al referirse a ellas dentro de la evolución de la espada en la historia.
Son espadas que por decirlo de algún modo, se salen de la línea tradicional de lo que puede ser una espada japonesa, la información que de ellas hay es un tanto exigua y no demasiado clara. Son practicamente espadas que proceden de antigos enterramientos y túmulos, así como de colecciones de templos y santuarios. Tal es el caso de las espadas del S.VIII que se conservan en la colección del emperador Shomu. Además es muy posible que todas estas espadas sean de procedencia continental ya que en aquella época no se conoce que Japón tuviera unas técnicas de forja autóctonas y sus contactos con pueblos del continente como Corea eran habituales, siendo estos más avanzados en este tipo de técnicas.
Dentro de las espadas jokoto hay diferentes tipos, así pues encontramos el tsurugi, el tachi, el warabite no tachi, y el tosu. Son todas morfologías distintas dentro de este grupo de espadas ancestrales que proceden de enterramientos.
Las espadas tsurugi, son hojas simétricas de doble filo orientadas a ser utilizadas más a modo de lanza que de espada ya que por su morfología son excelentes para ataques en forma de estocada; justo lo contrario que los tachi de esta época, por supuesto de hoja recta, que son de un sólo filo y están concebidos como arma de corte.
El tachi warabite, recibe su nombre de la planta warabi, una especie de helecho que se asemeja en forma a la empuñadura de estos tachi; la hoja es ancha y gruesa y de menor tamaño que el tachi, y hoja y empuñadura forman una sola pieza. Los tosu son hojas de reducidas dimensiones, semejantes a un kogatana y son algunas las teorías las que dicen que estos derivan de los antiguos tosu.
Otro tipo de morfologías como espadas de doble filo, hira-zukuri, fueron apareciendo en diferentes enterramientos del periodo Kofun, así como piezas en tipo kiriha-zukuri, cuya particularidad corresponde a que la línea que correspondería al shinogi solo recorre una de las caras de la hoja y lo hace a lo largo de la línea de corte. En el periodo Nara, entre 710-794 se hace popular el uso de hojas moroha-zukuri kissaki, que se caracterizan por tener filo en la zona del kissaki pero en la zona contraria a la habitual, lo que sería el mune. Como una variante del moroha-zukuri-kissaki, podríamos nombrar el kogarasu maru cuya forja corresponde, o por lo menos así se atribuye, al forjador Amakuni, siendo su tipología muy similar a la ya nombrada presentando un kissaki de doble filo y un mune levemente curvado.
Son unas cuantas las espadas jokoto que se conservan en la actualidad, y aunque su aspecto actual es magnífico por los excelentes trabajos de restauración y pulido que en ellas se ha hecho, debemos tener en cuenta que difieren de las espadas que posteriormente vendrán, esencialmente en que estas son fruto de un proceso de forja más elemental en el que se usa un sólo tipo de metal sin las complejidades técnicas de siglos posteriores en los que se combinarán metales de distintas durezas y complejos procesos de plegado. No obstante, no debemos pensar que son espadas menores en calidad y belleza pues son piezas francamente bellas a la altura de cualquier pieza de la actualidad.
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